Soy capaz de sentirme llena, y vacía dos minutos después. Es lo que haces conmigo, me descompones y recompones tantas veces al día que ya no sé de que estoy hecha. Creí que era fuerte, que sabía la diferencia entre querer y tener, que era capaz de ver las cosas con la objetividad que siempre me había caracterizado. Pero ahora sé que no, que quiero lo que no tengo, y no sé si voy a tener, pero me creo que los pedacitos que has ido soltando por aquí me bastan para seguir sonriendo. Por eso, cada noche, al decirte adiós, deseo tener fuerzas para no volver a decirte hola.

He sobrevivido sin ti, pero hoy me haces falta.

Y entonces me demuestras que no me equivoco... Aunque desearía hacerlo.