martes, 30 de agosto de 2011

- Quiero que estés aquí conmigo.
- Quiero estar allí contigo.


Qué manía tiene la gente con irse de vacaciones.
- Tengo los labios destrozados por culpa de la fiebre.
- Puede que estén destrozados porque yo no estoy allí para besarlos.

jueves, 25 de agosto de 2011

"Dicen que te han visto paseando junto a otra chica, por las mismas calles que recorrimos juntos. Que ibais lanzándoos miradas de esas que lo dicen todo. Que ella es muy bonita y lleva la melena al viento, como te gusta a ti, que lleva tacones para estar a tu altura, y eso le estiliza la figura. Me han dicho que parecías feliz, que la inminente lluvia que presagiaba el cielo negro no te preocupaba en absoluto. Seguro que no os besasteis bajo la lluvia como hacías conmigo, porque me dicen que no es de esas, que se enfada cuando su pelo se encrespa con la humedad.

También me dicen que no sea tonta, que no te deje volver a mí cuando discutáis bajo la marquesina en la parada de autobús. Que lo nuestro ha durado demasiado, que los dos estamos locos por seguir con esta insana relación que nunca conduce a nada. Que yo te hago daño y dejo que tú me lo hagas a mí, aunque nunca deje que se note.

Me dicen tantas cosas que ya no sé cómo explicarles que no importa con quien pases tus noches entre sábanas, porque todas esas que te acompañan tarde o temprano te preguntan "quién es ella?" cuando te acuerdas de mí sin motivo ninguno y me mandas uno de esos sms tontos, o se enteran de por qué te pasas por mi playa los días que llueve. Llegado el momento no podrás explicarte, porque no puedes decirles la verdad, que soy esa parte de ti de la que no te puedes deshacer.

Que sepas que a mí también me preguntan ¿quién es él?"

miércoles, 24 de agosto de 2011

Hoy he pensado en ti. Ya ves, tenía un rato libre y he decidido desglosar todo lo que me gusta de ti. Ya he hablado de tus miradas y de esas conversaciones diferentes que sólo puedo tener contigo.

Además de todo eso, también me encanta tu empeño en cogerme la mano cuando paseamos. He recordado la primera vez, tú siempre tan tímido, observaste a las parejas que nos rodeaban y me soltaste esa frase "Parece que está de moda cogerse de la mano". Y me ofreciste la tuya, y yo te agarré con la mía, esa que tan poco me gusta a pesar de lo que tú me digas. Y seguimos caminando cogidos de la mano, como si fuéramos más que dos personas que apenas se conocen, cambiando de bar durante una noche de fiesta. Desde entonces, no sé caminar junto a ti sin que nuestras manos se encuentren.

También me encanta tu pelo largo. Cómo te mantienes firme en tu empeño a pesar de que te deben decir que te lo cortes unas veinte veces al día. No claudiques, esa melena es parte de tu encanto, es lo primero que me gustó de ti.

Cuanto más te conocía más me sorprendía que, a pesar de lo tímido que eres, no te avergonzaba reconocer todas esas cosas "especiales" que te gustan. Siempre serás mi friki.

Pero lo que más me gusta de ti, es la facilidad con la que me haces sonreír.

martes, 23 de agosto de 2011

Estoy de mudanza, la tercera en los últimos diez años, y quizá la que más me ha hecho pensar. Pensar en hacia donde va mi vida, en por qué no me siento atada a nada ni a nadie. El hecho de que abandonar la casa que ha sido mi hogar durante los últimos años no me revuelva nada por dentro seguramente sea hasta normal, por eso de que nunca sentí que fuera mi casa, porque sabía que era algo temporal, que este no era el lugar donde echaríamos raíces. Pero pensar que podría marcharme de aquí, yo sola, a donde fuera, sin dudarlo un instante, sin sentir pena por separarme de las personas que me rodean... da que pensar.

A veces creo que estoy vacía por dentro, pero luego recuerdo por todo lo que he pasado y me alegro de que sea así.

domingo, 21 de agosto de 2011

Y de un día para otro, esas ganas locas de devorarte, desaparecieron.
-Lo que me gusta de ti es que nunca sé por dónde vas a salir. Tener una conversación normal contigo es totalmente imposible. Eres... diferente.
- Sí, lo sé, soy un friki.
- Sí, pero eres MI friki.

Y me lanzas esa mirada que me encanta. Pero esta vez soy yo la que se adelanta, escondo mis dedos entre esa melena que todo el mundo te dice que te cortes y que rezo porque nunca desaparezca, y te beso, como nunca te habían besado antes, porque contigo, yo también soy diferente.
Llegar a casa después de un largo día de trabajo, sin planes porque el mundo te ha dejado tirada. Te lanzas sobre la cama, sin ganas, perdiendo ropa por el camino porque el calor aprieta. Y ahí tumbada te preguntas qué es lo que estás haciendo mal, por qué las cosas siempre se derrumban cuando mejor pintan. Un momento de bajón. Ese momento de debilidad es el que aprovecha el mundo para asestarte un último golpe, y desde fuera de tu pequeña y eternamente desordenada habitación te llegan las palabras de una canción, que ni te gusta ni escuchas desde hace mucho tiempo. Es entonces cuando te das cuenta de que aunque hayas superado algo, siempre habrá pequeños momentos en los que te invadirán los recuerdos. Saber que a pesar de todo, mereció la pena.

Y entonces rompe a llover... redondeando el momento.

miércoles, 17 de agosto de 2011

En uno de sus bares de siempre, una de esas conversaciones que ella y él no solían tener. Uno de esos muchos momentos en los que ella necesitaba no sentirse sola. Uno de esos pocos momentos en los que ella dejaba que alguien se percatara de su debilidad. Uno de esos momentos en los que él siempre estaría ahí.
- Tú siempre has tenido esa especie de barrera que no dejas traspasar a nadie. Llegar a conocerte de verdad es imposible. Después de tantos años, ni siquiera yo lo he conseguido.
- ¿Y si detrás de esa barrera no hay nada más? O por lo menos nada mejor.
- Vamos, tienes que valorarte un poco más. Si no me he marchado, con todo lo que hemos vivido, habiéndome obligado a permanecer fuera de la barrera la mayor parte del tiempo, será que lo que me has dejado ver en esos pocos momentos en los que te abrías a mí, es tan cautivador que podrías enganchar a cualquiera.
- ¿Sabes que a veces me enamoraría de tus palabras?
- ¿Ah, sí?
- Sí, pero luego recuerdo quien eres, quienes somos, y se vuelve una muy mala idea.
- Lo entiendo. Te quiero y te odio a partes iguales.
- Pero seguimos aquí, esperando a que la balanza se desequilibre y escoja nuestro final.

martes, 16 de agosto de 2011

Echo de menos cómo me mirabas antes de besarme. Creo que me enamoré de esa mirada, de esos tres, cuatro segundos de silencio en los que podía saborear tus labios antes de que llegaran a tocarme. Hacías que todo mi cuerpo temblara de expectación esperando tus besos.

Siempre me gustó el juego de miradas entre dos desconocidos que ansían conocerse. Ese cosquilleo cuando mi mirada se encuentra con la suya, el mismo que me hace apartar la mirada con timidez hacia el otro lado del bar. Y entonces se acerca, me habla, me mira y me enamora. Eso me pasó contigo. Y desde aquél día, cada vez que me miras así me vuelves a enamorar.

viernes, 12 de agosto de 2011

La vida está llena de cosas que no entenderás nunca.

Yo aprendí que cada decisión que tomas importa. Aunque te parezca una tontería, puede llevarte a enamorarte de la persona equivocada. Y eso trae consigo siempre mucho dolor. Que sí, que el amor está lleno de momentos increíbles que jamás borraré de mi memoria, pero los otros también se han quedado conmigo.

Pero, a lo que iba. Yo cometí una tontería, algo que muchos otros habían hecho antes sin sufrir ninguna consecuencia. Solo que yo no supe manejarlo adecuadamente. Tomé una decisión y me hundí con ella. No al principio, por supuesto, siempre es al final. Ahora me arrepiento de esa decisión 365 días al año. Pero la vida es muy irónica y ese es el mismo porcentaje de días que me alegro.

De esa decisión aprendí mucho. Ahora sé que las reglas sociales que mueven nuestro mundo nos impiden reconocer lo que sentimos realmente. Puede que ciertas veces la barrera entre amistad y amor sea sólo una convención social. Las etiquetas han hecho mucho daño a los sentimientos, porque no nos dejan ver más allá. Es lo que es, nada más. También aprendí que un simple te quiero, dicho de verdad, puede cambiar un cable en tu cabeza que provoque que todas esas etiquetas desaparezcan y sólo queden las personas.

Yo me enamoré de una persona. Sé que volveré (o al menos eso es lo que espero), pero me temo que volveré a entrar dentro de lo que la sociedad ha escrito para mí. Porque, lo reconozco, nunca fui de esas que se saltan las reglas.
Le he dicho " Te quiero" a un número tan pequeño de personas que puedo estar completamente segura de que no desperdicié ninguno.

¿Sabes esas charlas que te dan los padres? La típica de “Ya eres una mujer” cuando te baja por primera vez la regla. La sumamente incómoda conversación sobre sexo. Deberían empezar a dar una charla sobre “La vida te defraudará tantas veces que serás incapaz de contarlas”.

Cuando eres una niña lo peor que te puede pasar es que tu padre no quiera comprarte ese juguete que tanto te gusta, o que tu madre no te deje ver un ratito más la tele. Pero cuando creces te vas dando cuenta de que nada es tan bonito como lo imaginabas, y pasas la adolescencia sintiéndote una incomprendida a la que nadie quiere lo suficiente. Luego creces, cumples los 20, y aunque reconoces que en los años pasados exageraste por culpa de esas hormonas que te darán la lata durante toda tu vida, aún quedan restos de esos sentimientos que son de verdad. Y es cuando te enamoras, como si no hubiera mañana, encuentras al chico perfecto que luego resulta no serlo, y vuelves a sentirte como esa niña pequeña y sola.

Navegar por la vida buscando algo, eso es lo que haces, incluso si no te das cuenta. Si encuentras algo que merezca la pena agárrate a ello, con fuerza. Porque, aunque seguramente acabes perdiéndolo también, todo lo que has vivido, disfrutado y aprendido se quedará contigo.

Así que ya sabes: La vida te defraudará tantas veces que serás incapaz de contarlas, por eso tienes que aprender a quedarte con las horas, minutos y segundos en los que tengas ganas de sonreír.

sábado, 6 de agosto de 2011

- ¿Me odias?
- Eso sería mucho más fácil...