miércoles, 30 de noviembre de 2011

No sé cómo, hoy he sido capaz de ponerme de mal humor a mí misma en lo que dura el trayecto de autobús. Pensar demasiado nunca es bueno, pero siempre se me olvida. Algún día seré capaz de dejar de hacerme daño a mí misma, no recordar todas esas cosas que he hecho mal (que son muchas) maldiciéndome por no haber hecho que todo fuera diferente. Querría no tener esta imaginación que consigue crear un mundo paralelo en el que todo salió bien. Pero a la hora de abrir los ojos no hay nadie esperándome a la salida de la universidad, ni nadie que me coja la mano mientras caminamos, ni nadie con quien hablar 24 horas al día sintiendo que no son suficientes. Al abrir los ojos sólo estoy yo, acompañada de mis errores y mi mal humor.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Calcular milimétricamente mi horario para cruzarme contigo durante 10 ó 15 segundos. Para verte, porque tú, siempre tan despistado, no te das cuenta de que estoy allí, esperando a que gires la cabeza y me veas, en la acera de enfrente, esperando tu mirada.

Momentos que te hacen darte cuenta
de que no está olvidado.

domingo, 27 de noviembre de 2011

He de aprender a disfrazarme. Disfrazarme de esa persona a la que no le importa cruzarse contigo por la calle en esta ciudad que cada día parece más jodidamente pequeña. De esa que no necesita buscarle una explicación a que cierta chica esté contigo, porque ya no le importa. De esa que en vez de fingir que no te ha visto y sigue caminando, se para y con su mejor sonrisa te pregunta por tu vida. De esa a la que no le importan las respuestas. De esa a la que no le cuesta decir tu nombre en voz alta. De esa.


Verte sigue provocando que mi corazón se descontrole.
Y me odio por eso.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Qué tal te va la vida? ¿Sigues tan bien como siempre? Sí, sí, ya sé, ha pasado mucho tiempo, ni tú eres tú ni yo soy yo. Sé que nos hemos convertido en dos personas que ya no se conocen. Y es justo por eso que me pregunto si seguirás tomando tanto café como antes. Si aún te desquicias cuando las cosas no te salen bien, si sigues llegando tarde, pero siempre con tus tacones. Espero que sigas escribiendo, se te daba bien. Y espero que hayas dejado la negatividad a un lado, no te hace falta. Que tu sonrisa siga siendo tan especial como cuando sonreías por mi culpa. Y tu gata, con sus maullidos escandalosos. Tu hermano ganándote a la Wii. Y el piano. Ojalá hayas vuelto a tocar el piano. Espero que lo de tus mareos no haya ido a peor. Y que las clases te estén yendo bien. Que todo te esté yendo bien en general.

Suerte con todo.
Con TODO.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Van paseando por la playa, agarrados de la mano, en silencio. El mar suena de fondo pero ellos ya no lo oyen, porque sus pensamientos ahogan cualquier sonido. Y se miran, ella sonríe y él la imita. Ambos saben que son sonrisas vacías, pero se esfuerzan por mantenerlas. La costumbre les ha absorbido, los días pasan, las semanas, los meses. Y ellos siguen adelante, se quieren, pero sienten que no es suficiente. Falta algo. Ninguno sabe lo que es. Los dos se sienten solos, incompletos. No saben que el otro siente lo mismo. Siguen siendo esa pareja perfecta que todo el mundo quiere imitar, excepto ellos mismos.
- El mar está precioso, dan ganas de bañarse.
La sonrisa de ella se vuelve viva, y con esa valentía que la caracteriza empieza a quitarse la ropa, ante la atónita mirada del que tantas veces la había desnudado. Y entre risas y temblores se sumerge bajo las olas. Desde la orilla él se despoja de su ropa mientras piensa que es una locura. Una de esas locuras que hicieron que se enamorara. Se encuentran en medio del mar y entre risas y juegos húmedos ambos sienten una chispa de esperanza.


Renovarse o morir, ¿no?
Pues eso.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Y a pesar de todo, siempre consigues sacarme una sonrisa.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Eres mi sol de invierno. Me asomo a la ventana y veo que estás ahí, pero sé que no debo olvidarme el abrigo en casa, porque eres un sol frío, que no consigue colarse dentro de mí para infundirme calor. Pero sigues siendo mi sol.
Son ganas de querer seguir llorando, te busco aunque sé que en realidad, ya no estás. Que no eres tú, o que no eres mi "tú". No eramos el uno para el otro, no estábamos hechos para esto. Y al parecer nos sienta bien pelear, es lo nuestro. Así empezó todo y así tiene que acabar. Que sí, que las peleas del principio eran "nuestras cosas" y ahora sólo son cosas. Todo ha cambiado, y yo vuelvo a pasar frío, sin ti.


Al final conseguiste que escuchara Love of Lesbian
Siéntete orgulloso.
Convénceme de que merece la pena.
Te has ido, pero el viento de mis pensamientos se empeña en que me vaya contigo. Por más que lo intento, toda la rabia que llevo dentro no se quiere marchar. Rabia de saber que volví a caer, rabia de saber que fui tonta, no una, ni dos, sino tres veces. Me volviste tonta, con tu forma de ser, tu forma de entrar hasta el fondo desde el primer abrazo. Contigo las palabras no eran suficiente, fíjate en la ironía, al final palabras era lo que faltaban. Aprendimos a mezclar nuestros cuerpos y nos olvidamos de lo demás. Me dejaste a medias, con el corazón colgando y ganas de cambiar el guión. Causaste estrépito al llegar, y cómo no, quisiste causarlo al marcharte. Lo conseguiste.


No quiero ser la que te recuerda antes de acostase...
Pero lo soy.


martes, 15 de noviembre de 2011

Ya no sé escribir cosas decentes, he perdido toda la inspiración. Porque empiece por donde empiece, todo me lleva a ti. Las letras del abecedario sólo saben formar tu nombre, las canciones me llevan por extraños caminos. Tú eres Roma.

De entre tantas opciones, tuvo que elegirte a ti.
Si eso no es ir a joder, no sé que es.
Miles de personas en el mundo, y acabas siendo tú. Siempre tú.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Ya lo he dicho, pero hoy me reafirmo. Soy de esa clase de personas que tiran del hilo sabiendo que pueden acabar descosiéndolo del todo. De esas que descubren algo, y aún sabiendo que van a pasar un mal rato, se pasan hora y media leyendo y leyendo y leyendo. Y después de esta última hora y media, creo que estoy jodida, aún sigues mucho más dentro de lo que creía.

Odio los domingos, odio internet
y te odio a ti me odio a mí.
- Siempre vuelves.
- Nunca me fui del todo.
Envidia sana, pero envidia al fin y al cabo.
Sigues lanzando miradas a lo que pudo ser, yo hago ver que no quiero mirar.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Nunca entenderé cómo la gente cambia de opinión con tanta facilidad. Será que yo soy una cabezota y cuando pienso algo ya no hay quien me lo saque de la cabeza. Todo eso de hoy te quiero, mañana no, pero dame una semana y te querré otra vez... no va conmigo. Yo no voy contigo. Si es que somos diferentes hasta en eso.

Lo malo es que yo te quiero hoy y mañana...
Y por desgracia, la semana que viene también.
Esta ciudad es demasiado pequeña, me ha obligado a soltar mi sonrisa más falsa al aire. Hacerte ver que no me importa(s), que sigo siendo capaz de reír aunque tú estés allí, aunque sienta tu mirada golpeándome y helándome por dentro, esperando ese momento en el que mi cabeza se despista y otra parte de mí toma las riendas de mi cuerpo. Y te miro, y el frío se vuelve calor y la sonrisa se vuelve triste. Tu cerveza y tú os acercáis a mí, toca tiempo muerto. Empieza una de esas conversación irreales, llena de cosas que no se dicen, vacía de realidad. Utilizas tus trucos, esos con los que siempre ganabas, pero has olvidado algo, ya no quiero seguir jugando.

viernes, 11 de noviembre de 2011

*Bip**Bip* Te echo de menos...
R: Creo que te has equivocado de número.
*Bip**Bip* No, te echo de menos a ti.
R: En ese caso... Creo que eres bipolar.

La historia de cómo mantener la dignidad

Y no llorar en el intento.

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Es raro que a estas alturas sigas apareciendo en mis sueños?

Tan guapa como siempre...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

No sé cómo se me ha ocurrido pensar que eres capaz de fingir que al menos te importo un poco. Algún día entenderás que cuando te cuento algo es para compartirlo contigo, no para que te inventes excusas sobre un dinero que yo no te he pedido. Guárdatelo para ti, como todo lo demás. Ya he aprendido a vivir sin ello. Ya he aprendido a vivir sin ti.

Gracias papá

yo también te quiero...

martes, 8 de noviembre de 2011

Te haré una última promesa de esas que sabes que me empeño en cumplir. Esta es la última vez que me duele. Porque si tú te empeñas en sacar cada pequeño pedacito de mí fuera de tu vida, yo no te quiero dentro de mi cabeza.


Te prometí que, cuando todo terminara, no te odiaría.

Me lo estás poniendo difícil.

domingo, 6 de noviembre de 2011

He pasado tanto tiempo escondiéndome de ti, que no me he dado cuenta de que, en algún momento, dejaste de buscarme.
Dos desconocidos se cruzan en un bar, ella le sonríe, él se sonroja y baja la mirada con timidez. Ambos siguen su camino, pero un poquito más felices, porque ese simple gesto les ha hecho sentir algo, lo que sea, un pequeño instante que te cambia el día.

La semana siguiente vuelven a cruzarse en el mismo bar, vuelven las sonrisas, las mejillas coloradas y más sonrisas. Y sonrisa a sonrisa, instante a instante, ya no sólo ha cambiado su día, también ha cambiado su vida.


Historias de nadie
que me saben a ti

sábado, 5 de noviembre de 2011

No se trata de ganar o perder, se trata de intentarlo. Siempre lo intento, pero me quedo a medias. Me falta la valentía. Repaso esa tarde una y otra vez, dándome cuenta de todo lo que hice mal, de todo lo que podía haber hecho. Me faltó valentía y me sobró orgullo. Porque tú no te lo mereces, pero te echo de menos. Desearía que ahora, y en todo momento, estuvieras aquí. Pero no luché, no cambié las cosas, dejé que el mundo siguiera girando como le daba la gana, y me quedé sin poder dormir acurrucada a tu lado.


Ya no sé entrar en un cajero sin recordar tus arrebatos de lujuria
esos que yo no quería impedir.

martes, 1 de noviembre de 2011

Un jueves más, Adrián espera en el autobús, atestado de gente, de pie junto a la puerta de salida, esperanzado. Entre sus manos llevaba el libro que semanas antes había captado la atención de "su Alicia". Observó como ella aplastaba el cigarro con rabia contra el muro, hoy no tenía un buen día. Al verla abriéndose paso entre el gentío se fijó en su mirada perdida y entristecido pensó que quizá esta vez sus miradas no se cruzarían. Pero como si ella fuera capaz de leer su pensamiento levantó la vista hacia el fondo del bus y le sonrió. Era una sonrisa triste, pero para Adrián seguía siendo una sonrisa hermosa, cuando ella se le acercó comprobó que el rimel corrido en sus ojos hacía juego con su sonrisa.
- Te he traído algo.
Cuando Alicia tuvo entre sus manos el ajado libro, su mirada se iluminó. Antes de que pudiera agradecérselo, el destino quiso que un brusco frenazo los desplazara hasta acabar pegados el uno al otro. Lejos de apartarse, Alicia le miró fijamente a los ojos, como si buscara algo en él.
- No dejes que el mundo te venza, así uno de los dos tendrá un final feliz. Pero no de esos de película, esos son aburridos y demasiado predecibles. Vive, como tú quieres vivir. No dejes que el mundo te venza.
- Tú también puedes tener un final feliz - respondió Adrián, descolocado, como siempre que hablaba con ella.
- Sólo en los libros, Matías, sólo en los libros.
Y con eso se marchó, libro en mano. Adrián se quedó pensando en que la sonrisa con la que se había bajado del bus quizá era un poco menos triste que la que había esbozado al entrar.
Quisiera ser una de esas personas que no revuelcan en el dolor. Internet ha hecho mucho daño a mi salud mental. Es demasiado fácil encontrar algo tuyo por ahí. Saber que te importaron cosas que pensé que habías pasado por alto. Descubrir que tus planes han seguido en pie, tal y como habría sucedido aunque yo no hubiera entrado en tu vida para salir poco después. Quiero pensar que he dejado huella, aunque sea una pequeñita en un rincón. Y quiero pensar que seré capaz de borrar la que tú has dejado en mí, o hacerla imperceptible para que deje de pesar.


"Que la pena dura tanto como quieras tú seguir llorando"