- En el fondo, enamorarse es un asco.
- Y en la superficie.
- No, en la superficie todo es muy bonito.
- Yo es que ya casi no recuerdo la superficie...
- Yo sí, últimamente recuerdo demasiado. Las noche son muy largas...
- Y más que las hacemos nosotras.
viernes, 31 de diciembre de 2010
- ¿Aún le quieres?
- ¿Quieres la verdad o una verdad a medias?
- Creo que ya me has contestado.
- Te quiero, pero a él le quiero más.
- Quién me mandará preguntar...
- Alégrate, antes ni siquiera habría dicho que a ti también te quiero.
- ¿Y tengo que conformarme?
- No, tienes que cambiar el orden, tienes que cambiar el mundo, tienes que cambiarme a mí.
- Qué fácil es decirlo...
- Anda, sé mi superman.
- ¿Quieres la verdad o una verdad a medias?
- Creo que ya me has contestado.
- Te quiero, pero a él le quiero más.
- Quién me mandará preguntar...
- Alégrate, antes ni siquiera habría dicho que a ti también te quiero.
- ¿Y tengo que conformarme?
- No, tienes que cambiar el orden, tienes que cambiar el mundo, tienes que cambiarme a mí.
- Qué fácil es decirlo...
- Anda, sé mi superman.
Voy a empezar el año pensando en ti, no por que quiera, ni mucho menos, simplemente es inevitable. Esta nochevieja las uvas me van a saber a pena y a soledad. Acabo de acordarme que en la hoguera de San Juan del año pasado sólo pedí un deseo, que me quisieras a pesar de todo, no hace falta que lo diga, no se me cumplió.
Te dedico cada una de mis lágrimas, quiero hacer más grande el mar.
jueves, 30 de diciembre de 2010
Desearía ser capaz de decirte adiós. En realidad no, desearía ser capaz de pedirte que vuelvas. Que suerte tienes de que sean las cinco de la mañana, porque si hubieran sido las cinco de la tarde ahora mismo tendrías un sms en tu movil, uno de esos que no quieres leer y que me esfuerzo tanto por evitar mandarte. El contador de noches sin llorar a vuelto a cero, hoy no tengo ganas de fingir que te estoy olvidando. Hoy solo quiero coger el teléfono y decirte que lo siento, que siento todo aquello que hice mal, pero que te quiero, que te quiero más de lo que pensé que querría nunca a nadie, y por supuesto, mucho más de lo que crees que te he querido.
Hay tantas cosas que dejamos sin hacer, tantas cosas a medias. Siento que este capítulo no va a cerrarse nunca porque yo no voy a dejar que se cierre. Lo peor es que tú lo has cerrado hace tiempo, sin contar conmigo. Por favor, POR FAVOR, te estoy suplicando, dame algo, lo mínimo, lo más pequeño que puedas darme, que yo lo convertiré en algo grande para ti.
Hay tantas cosas que dejamos sin hacer, tantas cosas a medias. Siento que este capítulo no va a cerrarse nunca porque yo no voy a dejar que se cierre. Lo peor es que tú lo has cerrado hace tiempo, sin contar conmigo. Por favor, POR FAVOR, te estoy suplicando, dame algo, lo mínimo, lo más pequeño que puedas darme, que yo lo convertiré en algo grande para ti.
Maldito empeño que me lleva a recordarte. Estarás contenta, si lo que querías es que me doliera tanto que ninguna medicina me ayudara, lo has conseguido. Ahora mismo desearía odiarte, aunque solo fuera un poco, para poder gritarte, decirte que eres la peor persona que he conocido jamás, tirarte encima cada uno de mis recuerdos porque ya no los necesito, a ver si te duele tanto como me han dolido a mí. Pero a quien quiero engañar, estoy a tus pies. Estaré para recibir cada una de las patadas que quieres darme, mientras sean con tus tacones, soportaré lo que haga falta. Porque no me ves, aunque sigo aquí delante, aunque voy dejando un rasto de sangre, tú no me ves. Ser invisible no me importaba hasta que tú tambien dejaste de verme. Y es que me he quedado en nada, joder, que ya no soy persona. Y me miento, te miento, a ti y a quien haga falta. Si tengo que gritar a los cuatro vientos lo haré, solo porque no hay nadie para contestarme que no es así.
¿Te ha quedado claro? A mí tampoco
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Será que la Navidad hace que te eche más de menos o que el mundo se ha aliado para recordarme todo lo que tuve y ya no tengo, pero llevo ya unas horas leyendo todas esas conversaciones que tuvimos y pensando cómo después de todas esas palabras ya no queda nada. Y es que hace tiempo que no entiendo nada, no entendí por qué todo acabó, no entiendo por qué tú has sido capaz de olvidarme si yo no he podido. Me pregunto si has encontrado a alguien que te hace feliz, me gustaría ser lo suficiente buena como para desear que haya sido así, pero lo siento, me duele demasiado imaginar que todos los te quieros que me decías a mí, ahora se los dices a otro.
Estoy cansada de escribir cartas que no van a tener respuesta. Me he cansado de no hablarte, echo tanto de menos tu voz que mataría por volver a escucharte. Quiero viajar lejos de aquí, exactamente a 827 km y darte el abrazo que necesito para seguir respirando. Quiero sentirte mía otra vez y que sepas que yo nunca dejé de pertenecerte. Desearía que las lágrimas que recorren ahora mis mejillas fueran de alegría, de saber que tú sigues ahí para mí y que la vida merece la pena.
Te quiero, no me averguenza reconocerlo. Hace poco no estaba segura, pero ahora sé que sí, que por mucho que lo niegue, te quiero igual que el primer día.
Hoy es uno de esos días en los que no puedo más. Quererte nunca dolió tanto como ahora, y aún así, no quiero dejar de hacerlo, porque sé que mereces la pena.
Estoy cansada de escribir cartas que no van a tener respuesta. Me he cansado de no hablarte, echo tanto de menos tu voz que mataría por volver a escucharte. Quiero viajar lejos de aquí, exactamente a 827 km y darte el abrazo que necesito para seguir respirando. Quiero sentirte mía otra vez y que sepas que yo nunca dejé de pertenecerte. Desearía que las lágrimas que recorren ahora mis mejillas fueran de alegría, de saber que tú sigues ahí para mí y que la vida merece la pena.
Te quiero, no me averguenza reconocerlo. Hace poco no estaba segura, pero ahora sé que sí, que por mucho que lo niegue, te quiero igual que el primer día.
Hoy es uno de esos días en los que no puedo más. Quererte nunca dolió tanto como ahora, y aún así, no quiero dejar de hacerlo, porque sé que mereces la pena.
Etiquetas:
Entre tú y yo,
Momentos deseperados
martes, 28 de diciembre de 2010
Seamos sinceros..
Hay días que pienso que la vida es una mierda y sólo quiero hablar contigo, hay días que no quiero volver a verte y días en los que ni siquiera sé lo que quiero. No todo van ser días buenos, o días malos. Al principio abundaban los malos, se supone que ahora deberían abundar los buenos, pero sabes que esa maldita cama me la tiene jurada. Anoche lloré por ti, no te preocupes, no te estoy culpando, siempre dije que la culpa era mía, sólo te lo cuento, por si a alguna pequeña parte de ti le interesa. Si es así, dile que aún la quiero, que jamás la olvidaré y que le debo un viaje a Irlanda para ver castillos.
Mientras envolvía el regalo no podía dejar de pensar en que aquello era una estupidez, sabía que ella no estaría ahí para abrirlo. Un perro azul con un lazo amarillo, envuelto en papel naranja, por supuesto. Sonrió intentando recordar el día que hablaron de ello, era capaz de escuchar su voz, las risas, promesas que no estaba dispuesta romper, aunque ella había decidido tiempo atrás que aquellas promesas ya no valían nada. Recordó la última navidad, la única que habían pasado juntas, y entonces fue cuando brotaron las lágrimas, silenciosas, hacía mucho que no rompía a llorar, pero no estaba segura de qué dolía más. Aquellas lágrimas salían directamente del corazón, que desde hacía tiempo se iba desintegrando poco a poco. Dejó el paquete bajo el árbol que ella misma había hecho en su cuarto, no dejaba que su locura saliera fuera de esas cuatro paredes, porque seguir queriéndola como lo hacía era cláramente algo insano. Quién iba a decirle a ella que estudiando Psicología iba a dejarse llevar lo suficiente como para llevar a cabo sus ideas delirantes.
Es como el fenómeno del miembro fantasma, aunque ya no te estés ahí, sigo sintiéndote.
Es como el fenómeno del miembro fantasma, aunque ya no te estés ahí, sigo sintiéndote.
lunes, 27 de diciembre de 2010
- Me miras como si no hubiera nada más en el mundo - la voz de él no sonó como se supone que debe sonar en estas situciones, no había amor, cariño ni ternura. Siempre ese molesto tono de sorpresa cada vez que ella se dejaba ver algo más de lo que acostumbraba.
- ¿No te gusta? - ella ya sabía que él necesitaría un tiempo para convercerse de que ya no había nada que se interpusiera entre los dos.
- Sabes que sí...
- Pero te sorprende -Sabía que había motivos para su sorpresa.
- Me había acostumbrado a no existir para ti, ahora me sorprende que vuelvas a mirarme así.- él cogió su mano por encima de la mesa y la apretó con fuerza. Ella volvió a pensar que él tenía miedo de que saliera corriendo, así que le devolvió el apretón.
- ¿No te gusta? - ella ya sabía que él necesitaría un tiempo para convercerse de que ya no había nada que se interpusiera entre los dos.
- Sabes que sí...
- Pero te sorprende -Sabía que había motivos para su sorpresa.
- Me había acostumbrado a no existir para ti, ahora me sorprende que vuelvas a mirarme así.- él cogió su mano por encima de la mesa y la apretó con fuerza. Ella volvió a pensar que él tenía miedo de que saliera corriendo, así que le devolvió el apretón.
¿Sabes ese pequeño instante que sabes que va a cambiar el resto de tu vida? Quiero una vida llena de esos instantes, contigo. Quiero una vida llena de esos amaneceres que tanto nos gustaban. No importa donde esté ni con quién, se cuál sería mi momento preferido. Tú, yo, nuestro banco y el sol de fondo. No me digas que no puedes verlo.
Esto no es lo mismo sin ti.
Esto no es lo mismo sin ti.
jueves, 23 de diciembre de 2010
He enterrado algo en la arena, esas cartas que nunca podré mandarte, esas que nunca querrás leer. Si alguien me preguntará por qué lo hice, no podría darles una respuesta coherente, ni tampoco incoherente. Puede que si las hubiera echado al mar en una botella, tarde o temprano llegarían hasta ti, como tú llegaste hasta mí. Ya nunca sabrás todo eso que quise decirte, no sabrás las veces que te dije te quiero, no te darás cuenta de hasta que punto pensé en ti durante cada segundo de esta extraña vida que me toca vivir. Lo peor de todo es que no te interesa saberlo.
Escribiré nuevas cartas, estoy segura, quién sabe lo que pondré en ellas. No sé si te diré te quiero, ni si te mandaré todas las sonrisas al aire que me provoca tu simple recuerdo. Lo que sí sé, es que estás tambien te las perderás.
Escribiré nuevas cartas, estoy segura, quién sabe lo que pondré en ellas. No sé si te diré te quiero, ni si te mandaré todas las sonrisas al aire que me provoca tu simple recuerdo. Lo que sí sé, es que estás tambien te las perderás.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Se bajó del vagón del tren, contenta de estirar al fin las piernas. El viaje había sido largo, y a ella se le había alargado aún más, llevaba los nervios a flor de piel y no había conseguido que su corazón latiera a un ritmo normal. Le faltaba su terapeuta personal, pero había renunciado a ella para que su plan no perdiera parte de su encanto, ese que siempre estropeaba, el factor sorpresa. Se colgó la mochila al hombro y enseguida su mente empezó a trabajar, recordando todas las idas y venidas de aquella a la que tanto necesitaba, todas sus luchas con la pesada maleta, llena de ropa para apenas dos días. El sofocante calor la hizo volver a la realidad, pero su sonrisa delataba sus pensamientos. Echó a caminar entre el resto de pasajeros, jugando a adivinar qué les habría llevado hasta allí, si sus historias serían tan excitantes como la suya, si alguno de ellos estaba en esa estación por motivos parecidos a los suyos, si ellos estaban a punto de vivir un momento transcendental como iba a hacer ella, un momento que cambiaría su vida, un momento que había estado esperando, que ambos habían estado esperando, y que esa persona aún no tenía ni idea de que la espera iba a terminarse.
- Hay un montón de fotos en las que salimos tú y yo por detrás abrazados.
- Es el resumen de nuestra relación, ¿no? Siempre medio ocultos detrás de la gente.
- Sabías cómo iban a ser las cosas desde el principio.
- Sí, y también sabía cómo iba a acabar.
- ¿Y te arrepientes?
- Sí...
- Mejor me voy..
- ¡Espera!
- Si te arrepientes de haber estado conmigo, ¿qué hago aquí ahora?
- No me arrepiento de haber estado contigo, me arrepiento de no haber luchado porque saliera a la superficie.
- Es el resumen de nuestra relación, ¿no? Siempre medio ocultos detrás de la gente.
- Sabías cómo iban a ser las cosas desde el principio.
- Sí, y también sabía cómo iba a acabar.
- ¿Y te arrepientes?
- Sí...
- Mejor me voy..
- ¡Espera!
- Si te arrepientes de haber estado conmigo, ¿qué hago aquí ahora?
- No me arrepiento de haber estado contigo, me arrepiento de no haber luchado porque saliera a la superficie.
martes, 21 de diciembre de 2010
domingo, 19 de diciembre de 2010
viernes, 17 de diciembre de 2010
Piénsalo. ¿Cómo es posible que diga que hoy no he pensado en ti, si estoy pensando en ti mientras lo digo? Ya no lloro por ti, creo que esa es la frase exacta (bueno, tengo mis momentos, como todos, pero hace mucho que no rompo a llorar hasta quedarme sin aire). Hay quien dice que eso es porque te estoy olvidando, pero yo sé que no es así, porque cada segundo del día te estoy recordando.
jueves, 16 de diciembre de 2010
Nunca te entenderé
Nunca entenderé como siendo caperucita te enamoraste del lobo, lo siento, tuve que fingir que era la abuelita para poder comerte (a besos, no te asustes). Mil veces me dijiste que tenía los ojos grandes y yo sólo quería verte mejor, que mi boca era enorme porque tú me hacías sonreir así, mi voz se tornaba ronca por las ganas de llorar al no verte aquí. Pero seguía siendo el lobo, sabía que nunca habría un final feliz entre tú y yo. Una vez mi disfraz quedara al descubierto tú echarías a correr, por mucho que me quisieras, por mucho que te quisiera yo a ti. Aunque en todo este tiempo mis mordiscos solo fueron juguetones, cuando viste mis enormes orejas echaste a correr. Te dejaste aquí la cesta con las miles de flores, ya marchitas, que riego cada día esperando a que vuelvas. Déjame ser tu lobo no tan feroz.
martes, 14 de diciembre de 2010
- He vuelto a soñar contigo, me contabas que eras gay.
- ¿Y te lo creiste?
- Claro! Pero tranquilo, no volveré a dudar de tu heterosexualidad ni en sueños.
- Más te vale! En serio, me da igual, como si nos casamos en tus sueños, no te voy a quitar la ilusión de tu vida.
- No, hoy he soñado que me casaba, pero con otro.
- ¿Ah, sí? ¿Me ponías los cuernos? VETE A LA MIERDA.
- No te pongas celoso, anda, que contigo he soñado tres veces y con él sólo una. Y seguro que ninguna más.
- ¿Y te lo creiste?
- Claro! Pero tranquilo, no volveré a dudar de tu heterosexualidad ni en sueños.
- Más te vale! En serio, me da igual, como si nos casamos en tus sueños, no te voy a quitar la ilusión de tu vida.
- No, hoy he soñado que me casaba, pero con otro.
- ¿Ah, sí? ¿Me ponías los cuernos? VETE A LA MIERDA.
- No te pongas celoso, anda, que contigo he soñado tres veces y con él sólo una. Y seguro que ninguna más.
Estaba hablando con una amiga por teléfono, y por un momento, su voz ha sido igual que la tuya. sí, le faltaba tu gracia, tu acento y esa chispa que hacía saltar a mi corazón. Pero todo eso lo he suplido con mi imaginación, y te he oido reir, hablarme... hasta que el momento se ha roto y he caido en la cuenta de que no eras tú. Creo que voy a tirar el teléfono por la ventana (imposible, me lo regalaste tú).
lunes, 13 de diciembre de 2010
Hoy
Hoy he ido a montar a caballo. Mientras se supone que disfrutaba del momento, del caballo, de la naturaleza, de las vistas, de la sensación de vértigo... me he dedicado a recordar aquella foto que me mandaste, frases como "pues el caballo pensaría que le había tocado la peor, porque era la que más lenta iba", y tu sonrisa, siempre recuerdo tu sonrisa.
- Creo que empiezo a sentir algo por él.
- ¿Recuerdas que te dije que tenía un secreto y que dentro de unos días hablaríamos de lo que sientes por él? El secreto era el increible regalo que iba a hacerte.
- Tienes que buscar la manera de que deje de hablarte de mí, que no es justo. A mí tambien me dice alguna cosilla sobre ti y me siento celosa.
- Es que es todo tan raro... Por un lado me siento celosa de que no haga esas cosas por mí, pero por otro me alegro por ti. Intento no pensar en lo mucho que me gusta cuando se trata de hablar de lo mucho que te gusta a ti.
- ¿Recuerdas que te dije que tenía un secreto y que dentro de unos días hablaríamos de lo que sientes por él? El secreto era el increible regalo que iba a hacerte.
- Tienes que buscar la manera de que deje de hablarte de mí, que no es justo. A mí tambien me dice alguna cosilla sobre ti y me siento celosa.
- Es que es todo tan raro... Por un lado me siento celosa de que no haga esas cosas por mí, pero por otro me alegro por ti. Intento no pensar en lo mucho que me gusta cuando se trata de hablar de lo mucho que te gusta a ti.
sábado, 11 de diciembre de 2010
Me he quedado embobada mirando tu foto. Ha sido sin darme cuenta, por casualidad. He pasado la mirada por encima y mis ojos se han quedados fijos en ti. Y mientras las lágrimas recorren mis mejillas me pregunto mil cosas: cómo estarás, qué sentirás, ¿me querrás? Y me pregunto si alguna vez seré capaz de pasar un día sin echarte de menos. Sinceramente, lo veo muy difícil. A veces me dan ganas de desaparecer, de acabar con todo lo que me une a ti, pero seamos sinceros, es algo imposible.
Seguiré aquí, con mi dolorido y esperanzado conrazón que nunca se rinde.
Seguiré aquí, con mi dolorido y esperanzado conrazón que nunca se rinde.
viernes, 10 de diciembre de 2010
Tengo un dolor aquí en el pecho que no me deja dormir. Quiero que me oigas respirar mientras duermo, que me digas que lo hago al volumen perfecto para ti. Quiero que me pidas que salga por ahí para poder decirte que lo único que quiero es quedarme aquí escuchando tu voz. Quiero que me pidas que me tranquilice con esa acento tan tuyo que intentas ocultar. Quiero hacerte reir como tantas veces antes. Es que quiero tantas cosas, aunque sé que ninguna va a pasar.
El año pasado te pedí a los reyes. Este año sólo pido una palabra más. Un adiós, un te quiero pero no puede ser, un lo entiendo y te perdono, un hola, un beso, un abrazo, una risa, un soplo en mi cuello, unas cosquillas, una mirada que me diga que todo está bien. Hace tiempo que dejé de creer en los reyes magos, y jamás vi una estrella fugaz, aún así, sabes que este estúpido corazón jamás pierde la esperanza, cada día duele más (se supone que iba a ser al revés), pero sigue igual de empeñado en quererte aún más que ayer.
El año pasado te pedí a los reyes. Este año sólo pido una palabra más. Un adiós, un te quiero pero no puede ser, un lo entiendo y te perdono, un hola, un beso, un abrazo, una risa, un soplo en mi cuello, unas cosquillas, una mirada que me diga que todo está bien. Hace tiempo que dejé de creer en los reyes magos, y jamás vi una estrella fugaz, aún así, sabes que este estúpido corazón jamás pierde la esperanza, cada día duele más (se supone que iba a ser al revés), pero sigue igual de empeñado en quererte aún más que ayer.
- No sé qué es lo que quieres de mí.
- Quiero que me hagas olvidar.
- Sólo soy eso, no? Una vía de escape. Alguien que te ayuda a sobreponerte del daño que te hizo él. Un idiota.
- ¿Por qué te quedaste? Te dije que estaba tan rota que nadie podría arreglarme.
- Me quedé porque creí que te conocía. Porque por mí no lloraste, ni siquiera cuando terminó.
- Hace tiempo que ya no soy esa persona. Cuando alguien te llena tanto el corazón y se va, el vacío que deja es peor que no haber tenido nunca nada. Ya no sé respirar sin seguir el ritmo de sus caladas.
- Sé que sabes que te quiero y que eso me hace daño. No entiendo por qué me lo cuentas...
- Quiero que me enseñes a fumar a un ritmo distinto.
- Quiero que me hagas olvidar.
- Sólo soy eso, no? Una vía de escape. Alguien que te ayuda a sobreponerte del daño que te hizo él. Un idiota.
- ¿Por qué te quedaste? Te dije que estaba tan rota que nadie podría arreglarme.
- Me quedé porque creí que te conocía. Porque por mí no lloraste, ni siquiera cuando terminó.
- Hace tiempo que ya no soy esa persona. Cuando alguien te llena tanto el corazón y se va, el vacío que deja es peor que no haber tenido nunca nada. Ya no sé respirar sin seguir el ritmo de sus caladas.
- Sé que sabes que te quiero y que eso me hace daño. No entiendo por qué me lo cuentas...
- Quiero que me enseñes a fumar a un ritmo distinto.
jueves, 9 de diciembre de 2010
- Estoy tan cansada de escuchar lo mucho que te quiere, del regalo tan especial que va a hacerte, de lo nervioso que está por si no te gusta, de que nunca le había pasado nada así con nadie... Me dan ganas de decirle: ¿Eres idiota? ¿No ves que yo estoy aquí? Que estoy tan enamorada de ti que si me regalas un chicle te pido matrimonio.
¿Recuerdas todo aquello que nos pasó? Recuerdo aquellas discusiones tontas que no llevaban a ninguna parte, pero tambien recuerdo las sonrisas eternas que formabas en mi cara. Vaya mierda que todo acabe. Lo echo de menos TODO. Tus risas y tus llantos. Tus lágrimas y las mías. Nuestra burbuja que me daba la vida. Creo que eso es el amor, echar de menos hasta los momentos malos. Y dices que no te quiero... era yo la de la mala memoria, ¿no?
- ¿Tú sigues enamorada de R?
- Puff.. esa es una pregunta difícil. Pienso que sigo queriendola mucho, pero hay momentos en los que... no sé, veo un rayo de luz y pienso que ya no estoy tan pillada.
- Quererla, vas a quererla siempre.
- Sinceramente, pienso que sigo enamorada de ella. Porque sé que si me dice ven, lo dejo todo.
- Puff.. esa es una pregunta difícil. Pienso que sigo queriendola mucho, pero hay momentos en los que... no sé, veo un rayo de luz y pienso que ya no estoy tan pillada.
- Quererla, vas a quererla siempre.
- Sinceramente, pienso que sigo enamorada de ella. Porque sé que si me dice ven, lo dejo todo.
- Es que te estás mintiendo a ti misma.
- Lo sé.
- Siempre has ido de dura, pero no lo eres tanto.
- Lo sé.
- Si hasta ahora, vas diciendo que estás bien, y los dos sabemos lo que hay.
- Lo sé.
- ¿Quieres decir algo que no sea lo sé?
- ¿Qué quieres que diga? Joder, déjame seguir siendo la chica dura que no se enamora de nadie. Joder, déjame ponerme mi máscara al salir de casa.
- Lo sé.
- Siempre has ido de dura, pero no lo eres tanto.
- Lo sé.
- Si hasta ahora, vas diciendo que estás bien, y los dos sabemos lo que hay.
- Lo sé.
- ¿Quieres decir algo que no sea lo sé?
- ¿Qué quieres que diga? Joder, déjame seguir siendo la chica dura que no se enamora de nadie. Joder, déjame ponerme mi máscara al salir de casa.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Él se levantó de pronto, sacándola de su ensimismamiento. Ella no sabía cuánto tiempo se había perdido en su mente esta vez. No era la primera, y por mucho que lo intentara, tampoco sería la última.
- ¿A dónde vas?
Él apoyó las manos en la mesa con demasiada fuerza, haciendo que retumbará. La miró. Ella no conseguía descifrar su mirada, no sabía si lo que ardía era rabia o pena.
- Creo que soy idiota. Me he engañado a mí mismo pensando que de verdad te olvidarías de él.
- ¿A qué viene eso ahora? No he dicho nada...
- Ese es el problema, no dices nada. Llevas ahí sentada diez minutos sin ni siquiera mirarme. Pensé que si me iba, ni siquiera te darías cuenta.
- Me he dado cuenta...
Él cerró los ojos y respiró hondo mientras volvía a sentarse. No iba a callarse esta vez.
- Dime que no estabas pensando en él.
Ella respondió como una autómata.
- No estaba pensando en él.
- En qué pensabas, entonces.
Ella tuvo unos segundos de duda, ninguna excusa le parecía lo bastante buena. Él, cansado, se levantó y esta vez se marchó, no esperó a que ella respondiera con las verdades a medias de siempre. Se sorprendió cuando, en medio de la calle, ella le gritó que la esperara. No esperaba que ella hiciera nada, como siempre.
- Te dije que esto llevaría tiempo...
- ¿Cuánto tiempo? ¿Se supone que tengo que aguantar mientras piensas en él?
- Haz que piense en ti.
Y él la besó, un beso de esos que quitan el aliento, de los que hacía mucho que no le daba. Un beso que a ella le supo a esperanza, a cambio, a amor recuperado y, por qué no, a noches entre sábanas.
- ¿A dónde vas?
Él apoyó las manos en la mesa con demasiada fuerza, haciendo que retumbará. La miró. Ella no conseguía descifrar su mirada, no sabía si lo que ardía era rabia o pena.
- Creo que soy idiota. Me he engañado a mí mismo pensando que de verdad te olvidarías de él.
- ¿A qué viene eso ahora? No he dicho nada...
- Ese es el problema, no dices nada. Llevas ahí sentada diez minutos sin ni siquiera mirarme. Pensé que si me iba, ni siquiera te darías cuenta.
- Me he dado cuenta...
Él cerró los ojos y respiró hondo mientras volvía a sentarse. No iba a callarse esta vez.
- Dime que no estabas pensando en él.
Ella respondió como una autómata.
- No estaba pensando en él.
- En qué pensabas, entonces.
Ella tuvo unos segundos de duda, ninguna excusa le parecía lo bastante buena. Él, cansado, se levantó y esta vez se marchó, no esperó a que ella respondiera con las verdades a medias de siempre. Se sorprendió cuando, en medio de la calle, ella le gritó que la esperara. No esperaba que ella hiciera nada, como siempre.
- Te dije que esto llevaría tiempo...
- ¿Cuánto tiempo? ¿Se supone que tengo que aguantar mientras piensas en él?
- Haz que piense en ti.
Y él la besó, un beso de esos que quitan el aliento, de los que hacía mucho que no le daba. Un beso que a ella le supo a esperanza, a cambio, a amor recuperado y, por qué no, a noches entre sábanas.
martes, 7 de diciembre de 2010
Lo que he recordado hoy
Hoy te he recordado a ti, he recordado tu sonrisa, esa que se debía a mí. He recordado cuando me consolabas mientras yo llorabas. Recuerdo tus llamadas de madrugada porque no podías dormir. Recuerdo las noches que te eché de menos y los días que te sentí conmigo. Recuerdo cada momento que soñé. Recuerdo cada uno de tus te quieros. Recuerdo esos días que dedicaba por completo a ti. Recuerdo hacerlo todo contigo, aún estando tan lejos. Recuerdo que siempre que te necesitaba tú estabas ahí. Recuerdo tantas cosas que hace tiempo que perdí... Echa un vistazo atrás, ¿no merece la pena?
Me faltan fuerzas para descolgar el teléfono y pedirte que vuelvas a quererme, que me dejes tirar la casa por la ventana para estar junto a ti. Me faltan fuerzas para seguir... porque ya no hay nadie que calle mis lágrimos.
Me faltan fuerzas para descolgar el teléfono y pedirte que vuelvas a quererme, que me dejes tirar la casa por la ventana para estar junto a ti. Me faltan fuerzas para seguir... porque ya no hay nadie que calle mis lágrimos.
"Aunque no lo puedas decir, me quieres, a veces..."
Y aunque pudieras decirlo, no estoy allí para escucharlo.
Llevo unos días malos, y sé que hago poco para que mejoren, lo reconozco. He descubierto que aunque conozca a alguien perfecto para mí no sabría verlo, porque no eres tú. He descubierto que prefiero abrazos virtuales a abrazos vacíos. Y es que después de tanto tiempo sonriendole a una pantalla, mis sonrisas lanzadas al aire ya no son tan de verdad.
Y aunque pudieras decirlo, no estoy allí para escucharlo.
Llevo unos días malos, y sé que hago poco para que mejoren, lo reconozco. He descubierto que aunque conozca a alguien perfecto para mí no sabría verlo, porque no eres tú. He descubierto que prefiero abrazos virtuales a abrazos vacíos. Y es que después de tanto tiempo sonriendole a una pantalla, mis sonrisas lanzadas al aire ya no son tan de verdad.
lunes, 6 de diciembre de 2010
- Dios, quiero llamarla...
- Que poca esperanza me das..
- ¿Por qué?
- Porque si después de tanto tiempo aún estás en la fase "dios", veo que a mí me espera mucho de lo mismo.
- Es que yo soy así de tonta. Menos mal que estás cosas me suelen dar por la noche y no es hora de llamar, si no... seguro que no habría aguantado tanto. ¿Sabes ese momento en el que entras en tu cuarto, te sientas sobre la cama, y notas como cae sobre ti el peso de todo lo que has estado evitando durante el día? Pues es mi momento...
- ¿Crees que serías capaz de llamarla?
- Lo dudo, me da un ataque al corazón solo de pensarlo. Y que después de tanto tiempo siga siendo ella la que marca mis latidos...
- Que poca esperanza me das..
- ¿Por qué?
- Porque si después de tanto tiempo aún estás en la fase "dios", veo que a mí me espera mucho de lo mismo.
- Es que yo soy así de tonta. Menos mal que estás cosas me suelen dar por la noche y no es hora de llamar, si no... seguro que no habría aguantado tanto. ¿Sabes ese momento en el que entras en tu cuarto, te sientas sobre la cama, y notas como cae sobre ti el peso de todo lo que has estado evitando durante el día? Pues es mi momento...
- ¿Crees que serías capaz de llamarla?
- Lo dudo, me da un ataque al corazón solo de pensarlo. Y que después de tanto tiempo siga siendo ella la que marca mis latidos...
- ¿Por qué quitas la música?
- Ha sido un acto reflejo. ¿Sabes esa manía que tengo de enredar en todas partes? He descubierto la opción "artistas relacionados" y pasando de un grupo a otro he encontrado uno que a ella le gustaba, y claro, no he podido evitar ponerlo... Pero he llegado a mi límite y mi cerebro ha decidido que lo mejor era evitar tentaciones.
- ¿Tu límite?
- Sí, ese momento en el que una lágrima cae por mi mejilla avisando de que detrás vendrán muchas más.
- Ha sido un acto reflejo. ¿Sabes esa manía que tengo de enredar en todas partes? He descubierto la opción "artistas relacionados" y pasando de un grupo a otro he encontrado uno que a ella le gustaba, y claro, no he podido evitar ponerlo... Pero he llegado a mi límite y mi cerebro ha decidido que lo mejor era evitar tentaciones.
- ¿Tu límite?
- Sí, ese momento en el que una lágrima cae por mi mejilla avisando de que detrás vendrán muchas más.
domingo, 5 de diciembre de 2010
No lo entiendo, en serio, es como si tuviera a un hombrecillo en el hombro recordándome cada segundo que estoy enamorada de ti. Hace días que la presión en el pecho no me deja dormir. Será que siento que te he perdido de nuevo, aunque ni siquiera conseguí recuperarte. Odio los días en los que puedo pensar. Odio tener ganas de llorar.
El la llevaba agarrada de la cintura, parece que desde que todo volvió a empezar, tenía miedo de que ella echara a correr y por eso era incapaz de soltarla cuando estaban juntos. Sabía que lo que había entre ellos aún no era perfecto, y el silencio que les acompañaba era una prueba de ello.
- ¿Qué quieres hacer hoy?
Ella le miró con los ojos llorosos, no sabía cuánto tiempo llevaba llorando sin que él se diera cuenta.
- Hazme sonreir.
- ¿Qué quieres hacer hoy?
Ella le miró con los ojos llorosos, no sabía cuánto tiempo llevaba llorando sin que él se diera cuenta.
- Hazme sonreir.
jueves, 2 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Ella estaba llorando. Y aunque él intentaba hacerse el duro, por dentro deseaba abrazarla y decirle que todo pasaría.
- Lo siento, no te vayas por favor - Ella suplicaba, con lágrimas en los ojos, como nunca antes había hecho, porque últimamente pasaban muchas cosas que nunca antes podrían haber pasado.
- Estás siendo muy egoista - No sé cómo él conseguía mantenerse firme.
- Lo sé, lo reconozco, pero todo va a cambiar, te lo prometo - Se abrazó a él, con fuerza, como si pudiera evitar que se marchara.
- Eso dices ahora, que estás desesperada, pero mañana te levantarás, escucharás una canción, leerás algo, o cualquier tontería que te recuerde a él y de nuevo estarás jodida.
Ella negó con la cabeza, con las lágrimas inundando sus mejillas.
- No, te prometo que no. Se acabó, se acabó todo. No le quiero, ya no le quiero. No quiero quererle. Por favor..
Él intentó resistirse a esa mirada de súplica, pero nunca podía, y los dos lo sabían. Pero las palabras ya no les servían a ninguno de los dos.
- Demuéstralo.
Ella lo pensó durante escasos segundos antes de hablar.
- Te quiero.
La respuesta de él fue inesperada. Simplemente rió.
- Eso ya lo sé. Lo sabía incluso antes de que tú lo supieras.
- Lo siento, no te vayas por favor - Ella suplicaba, con lágrimas en los ojos, como nunca antes había hecho, porque últimamente pasaban muchas cosas que nunca antes podrían haber pasado.
- Estás siendo muy egoista - No sé cómo él conseguía mantenerse firme.
- Lo sé, lo reconozco, pero todo va a cambiar, te lo prometo - Se abrazó a él, con fuerza, como si pudiera evitar que se marchara.
- Eso dices ahora, que estás desesperada, pero mañana te levantarás, escucharás una canción, leerás algo, o cualquier tontería que te recuerde a él y de nuevo estarás jodida.
Ella negó con la cabeza, con las lágrimas inundando sus mejillas.
- No, te prometo que no. Se acabó, se acabó todo. No le quiero, ya no le quiero. No quiero quererle. Por favor..
Él intentó resistirse a esa mirada de súplica, pero nunca podía, y los dos lo sabían. Pero las palabras ya no les servían a ninguno de los dos.
- Demuéstralo.
Ella lo pensó durante escasos segundos antes de hablar.
- Te quiero.
La respuesta de él fue inesperada. Simplemente rió.
- Eso ya lo sé. Lo sabía incluso antes de que tú lo supieras.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)