miércoles, 22 de febrero de 2012

Por un día se quitó el disfraz que llevaba puesto, y nadie se creyó que de verdad estuviera siendo ella. Qué fácil resulta engañarse. Quizá sea mejor así, todo es mucho más fácil, hasta el día en que ya no pueda más.

Voy a salir con el coche
a atropellar al destino.

domingo, 19 de febrero de 2012

A pesar de no haber salido de casa (porque ahora mismo mi cara tiene el doble de tamaño que habitualmente), hoy ha sido un día extraño. Por una parte me pregunto qué imagen estoy dando en el grupo en el que me muevo ahora para que uno de mis compañeros me hiciera llegar a través de otras personas su preocupación porque otro de ellos se pasara conmigo y yo no supiera pararlo. Se me está yendo de las manos esta faceta de niña buena que saco últimamente a pasear. Y justo hoy que quería que cierta persona diera señales de vida, no lo ha hecho, y he tenido que arrastrarme un poco por recibir eso a lo que ya me tiene acostumbrada. Será que por fin se ha dado cuenta de que no lo merezco. En cambio sí que me ha hablado extensamente ese del que tengo que tener cuidado, y no me ha dado la gana medir mis palabras, puede que haya malinterpretado ciertas cosas y que esa conversación tenga consecuencias, pero a eso ya me enfrentaré en ese fin de semana que va a dar mucho de sí. 

A parte de todo eso, me he acordado de cosas que pasaron hace mucho, y me he acordado de cómo era yo entonces. Me he dado cuenta que sentir algo por otra persona es malo para mi personalidad. Puede que me haya dado por pensar en esto porque me he dado de bruces con la realidad y empiezo a reconocer que me importa mucho lo que haga esa cierta persona, que me tengo que tragar muchas sonrisas cuando sale su nombre en una conversación, y que suelto muchas más sonrisas al aire cuando él está alrededor ¡Hasta elijo mejor la ropa cuando sé que va a estar! Hoy también me he decepcionado, porque pueda que ese fin de semana no sea como yo esperaba, ese al que antes tenía miedo y últimamente le estaba cogiendo ganas, porque puede que él no venga, y ese tan esperado trayecto en coche los dos solos puede no llegar a producirse, y con él se van las esperanzas de que se produzca esa conversación que no se lleva a cabo porque siempre hay demasiada gente alrededor.

No sé muy bien por qué estoy escribiendo esto. Será que el dolor no me deja dormir y que las pastillas que me tomo para remediarlo me hacen perder un poco la cabeza.   Quien sabe.

martes, 14 de febrero de 2012

Por favor, por favor, por favor. Que mi mal humor no se deba a la decepción de que mi movil suene y suene y no seas tú.

Llamadas extrañas que dan miedo, fines de semana que se acercan peligrosamente y dan más miedo aún.
Me da miedo mañana (hoy) y me da miedo pasar el fin de semana contigo alejados del mundo, aunque haya más personas alrededor. Sé de lo que eres capaz. Sé de lo que no soy capaz. Es una lucha entre tu empeño y mi resistencia.

Y el final se acerca.
5 años después, sentada en ese banco, su banco, preguntándose si la persona a la que esperaba se presentaría a la cita. Cuando apreció, con el mismo aspecto que la última vez que se vieron, pero cambiando la cara de decepción por una sonrisa nerviosa que en su cara siempre resultaba mágica. Y sin moverse de allí, hablaron durante horas, de pasados, de presentes, de todo, de nada, de cosas que se quedaron por decir, de mentiras y verdades,  de sueños cumplidos y otros que aún no se han hecho realidad, de viajes, de amores fugaces, de malos momentos y también de los buenos. Hasta que el tiempo se les acabó, de nuevo, y volvieron a seguir sus caminos, rectos, con su corazón un poco más contento, porque sabían que aún sí.

No todo es blanco o negro.
Me gustan las cosas complicadas, la gente complicada. Me gusta ser complicada, y aunque no me gustara, lo soy.
Se dice que las chicas siempre nos fijamos en el chico malo y creemos que conseguiremos hacerle cambiar. Yo no, yo me fijo siempre en el chico raro, ese que me hace comerme la cabeza pero que consigue sorprenderme cien veces al días con sus inesperados actos.
Es un mal hábito, lo sé, pero cuando consigue dejarme sin palabras también me deja con ganas de más.
Pero tu nivel de rarezas me ha desbordado, y las ganas de más son infinitas. Así que si un día aparezco en tu puerta, sin ningún motivo, no te creas que es porque ya no te odio, es mi masoquismo que habrá vuelto a salir de marcha. Y lo pasaremos bien, hasta que termine y me aleje, fingiendo que nada de eso ha pasado.

Hasta la próxima recaída
que cada vez me parece más jodidamente probable.

domingo, 12 de febrero de 2012

Se esconde entre sábanas que aún huelen a él. No llora, porque ella ya no siente nada. Pero está cansada. Cansada de vivir esa vida que no lleva a nada, de no diferenciar un día de otro, de nunca sonreír, no de verdad. Fingir se ha convertido en su modo de vida. A menudo se pregunta cuánto más aguantará, y mientras juega con esa pastilla que la sumirá en un profundo sueño, se imagina que tras ella se toma muchas más, y que ese sueño jamás termina.

Pero como cada mañana se vuelve a levantar, se maquilla por dentro y por fuera, y sale al mundo. A ese aburrido mundo que ya no consigue acelerar su corazón. Y entre caladas a su cigarro se pregunta por qué la dejó marchar.

Tan cansada de vivir finales
dejó de buscar principios

sábado, 11 de febrero de 2012

No sé cómo lo consigues, pero cada día me sorprendes más. Para mal, por supuesto. No me puedo creer que te importen tan poco las cosas y te las tomes a risa. Lo peor es que disfrutas restregándoselas a gente a la que, aunque no entiendo por qué, le importas. Me siento feliz de que a mí ya no vayas a hacerme daño, me da pena la nueva, aunque no la conozca, pero ya puedo decir con toda seguridad que tú y tu eterna (ex)novia sois tal para cual. Los dos sois capaces de joder a esos a los que les decís te quiero. Sólo espero que algún día se vuelva en vuestra contra.




Esta  canción me recuerda a ti.
Y ahora pregúntate por qué.
Las indirectas pasan a ser más y más directas cada vez y la gente empieza a sospechar. Y a ti, que te encanta dar que hablar, no se te ocurre que yo prefiero los secretos. Y te sientas junta a mí (cuando jamás estás ni siquiera en el mismo aula) y me abrazas, me besas en la mejilla, el pelo o donde mejor te pille. Yo me río, disimulo y me alejo, despacito, para no hacerte sentir mal.

Que me digas que me vas a echar de menos por no vernos en cuatro días, no ayuda.
Que me lo crea, aún menos.
Que me llames nena me saca los colores. Tú, en general, me sacas las sonrisas.

Las palabras nunca cambian los hechos

domingo, 5 de febrero de 2012

"Que no estás sola". Se lo repite a sí misma tantas veces al día que por las noches esa frase ya no tiene fuerza. Y es que con solo mirar a su alrededor y ver a quienes la rodean no es suficiente. Que sus silencios son cada vez más largos, y tiene que esforzarse por mantener conversaciones que realmente no la interesan, porque no llevan a ninguna parte. Porque eso es lo que la gente hace, hablan, se ríen, comparten cosas. Ella prefiere sentarse a observar, y como buena estudiante de psicología, despedazar a cada una de esas personas con sus actos y expresiones, y tratar de entender. Saber cuál es el comportamiento común en cada una de esas situaciones, para que llegado el momento, cuando de nuevo tenga que fingir, todo el mundo se lo crea.

No está sola, pero se plantea si realmente la importa.

Sólo yo me doy cuenta de tu sonrisa de suficiencia cuando me pillas mirándote desde el otro lado de la sala.
Sólo tu te das cuenta de que no soy capaz de mantenerte la mirada cuando acaricias mi mejilla.
Y así es como nuestras miradas se cruzan apenas unos segundos cada tarde, pero tampoco nos hace falta más.


Me he quedado pensando en ti

jueves, 2 de febrero de 2012

Y todo me lleva a pensar que confundo el cariño con algo más. Que si pasara algo entre tú y yo sería sólo porque eres el único que me hace sentir bien últimamente. Eso no sería justo para ninguno de los dos. Lo malo de todo esto es que toda intención de alejarme de ti acaba en cuanto te veo. También es posible que sienta algo más y lo niegue. Lo más fácil sería dejarse llevar y que pase lo que tenga que pasar, pero temo el arrepentimiento, estropear esto (sea lo que sea) y perder lo que me hace sonreír. Ya no sé lo que es mejor, ni para ti, ni para mí.

Vivo con el miedo
de caer en la tentación

miércoles, 1 de febrero de 2012

Y en una de esas conversaciones que tuve hace tiempo te encuentras frases que te recuerdan que JAMÁS debes mirar mensajes antiguos.
"De perdidos al río... pero es que ya hace tiempo que me estoy ahogando..."