sábado, 21 de enero de 2017

Hace tiempo que noto que llevo un puñal clavado en el pecho y, de vez en cuando, me lo clavas un poquito más. Lo peor de todo es que ya no lloro, que después de ese segundo de intenso dolor, lo guardo en el cajón al que he puesto tu nombre y lo dejo pasar.

Cada día tengo más claro que esto tiene un fin, que no estamos hechos para ser felices y comer perdices por siempre jamás. Cuando piensas en tu futuro no te importa si yo estoy allí o no. No quieres lo que yo quiero. Ya ni siquiera estoy segura de que me quieras a mí. Esa sensación de que te da igual yo que otra cada vez se hace más grande. Y yo finjo que no duele.

Y yo, que lo he dejado todo por ti, que me he mudado a otra ciudad, que he abandonado a toda mi gente, solo por estar a tu lado. Me doy cuenta de que no lo pensé bien. Tuve en cuenta mis sentimientos, lo que yo quería, el futuro que yo soñaba contigo. Pero no tuve en cuenta los tuyos, no caí en la cuenta de que las señales estaban ahí, de que mil veces me has dejado claro que tu futuro es tuyo y que no lo vas a amoldar a mí.

Ahora solo queda saber cuándo. Si dentro de 1 año o dentro de un mes. Y aprovechar el tiempo que me quede contigo.