miércoles, 23 de marzo de 2011

Todos salieron juntos del bar, ya estaba empezando a amanecer. Se desperdigaron, como siempre pasaba, a la espera de decidir qué sería lo siguiente que hicieran. Y S, que llevaba toda la noche intentando no pensar en O, el que ahora intentaba entrar en su corazón (y ella quería que lo consiguiera)porque hacía días que las cosas ya no eran lo que habían sido. Y entonces miró hacia donde estaba F, del que llevaba meses intentando olvidarse, y le vio con C, la que era su mejor amiga y confidente, aquella por la que ella se empeñaba en negar lo que de verdad sentía. Porque hacía ya meses que S le había confesado a C los sentimientos que tenía hacia F, antes incluso de que su amiga se diera cuenta de lo que ella misma sentía por él.

S no supo en qué momento empezaron a caer las lágrimas, y tampoco supo cómo F, de entre todos los que estaban a su alrededor, fue el primero en darse cuenta. No pudo evitar apoyar la cabeza en su pecho mientras él intentaba consolarla, sin saber que las lágrimas eran por él. Lo que sí supo, en el instante en que levantó la mirada y descubrió a C mirandola, es que debía evitar a toda costa que se supiera el verdadero motivo de sus lágrimas. Porque se había prometido a sí misma que sus sentimientos no interferirían en la relación entre su amiga y el dueño de su corazón. Y deseó con todas sus ganas que O hubiera estado allí, para evitar que sus pensamientos hubieran vuelto a entrar en aquella espiral de la que intentaba escapar con todas sus fuerzas. Pero F se le había colado dentro, y por mucho que lo intentara, ella era incapaz de sacarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire