domingo, 24 de septiembre de 2017

Nadie debería emborracharse tanto

Nadie debe tomarse en serio una petición de matrimonio después de la barra libre en una boda. Pero la estupidez humana, o al menos la mía, llega a niveles insospechados. Cuando la persona a la que quieres te dice que todo lo que va a hacer a partir de ahora será para hacerte feliz, es difícil evitar que se te cuele un poquito dentro y que, de hecho, en ese momento te haga muy feliz.
Cuando esa persona que siempre te dice que jamás se casará, se te acerca, te coge las manos y te dice que no mañana, quizá no dentro de un año, pero que en cuanto sea posible quiere verte vestida de blanco y feliz, se te mete un poquito dentro y, de hecho, te hace un poquito feliz.
Pero luego llega la mañana siguiente y todo eso se ha borrado de la mente de una de las dos personas que vivieron ese momento y así, todo lo que se me quedó dentro, me duele un poquito más a cada segundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire