sábado, 24 de septiembre de 2011

- Lo que tu haces no es leer, devoras los libros.
Ella despega la mirada del libro por primera vez en un largo rato y le sonríe.
- ¿Tú no deberías estar estudiando?
- Es que me he quedado atontado mirándote.
- ¡Menuda excusa barata! El trato era que yo te hacía compañía mientras tú estudiabas.
- ¿De verdad creías que iba a ser capaz de estudiar si tú estabas aquí?
- Me lo prometiste - respondió reprendiéndole con la mirada.
- Pero es que verte leer es... - él hace un gesto que ella no es capaz de descifrar- ¿Nunca te lo han dicho?
- ¿Es qué?
- Verte así... Creo que me he enamorado aún más de ti.
Y ella se olvida del libro, de que él tiene que estudiar y casi se olvida hasta de su nombre. Con una sonrisa se acerca al borde de la cama con esa sonrisa traviesa que sólo se le escapa con él, y se besan, igual que en todas las historias de amor que aparecen en sus libros.

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