martes, 19 de noviembre de 2013

Cuando estás con el mono, el primer chute te lleva al cielo, notar cómo la droga se extiende por cada centímetro de tu piel. Y entonces te pones otra vez, y otra, y el efecto cada vez es más suave, pronto ya no lo notas y necesitas una dosis mayor. La posibilidad de dejarlo se vuelve efímera, porque la sola idea de dejarlo se antoja insoportable, porque estás metido tan hasta el fondo que ya no ves la salida.

Y, lo que quiero decir con todo esto, es que tú eres mi heroína, y estoy tan metida en esta adicción, que por mucho que lo intento, siempre salgo perdiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire