viernes, 22 de noviembre de 2013

Eres mi sol. Si yo soy la Tierra, tú eres sol. Te has convertido en el centro de mi vida sin casi esforzarte, porque no te hace falta, tú brillas tanto que no hay eclipse que acabe contigo. Estás ahí, lejos de mí, pero hay una fuerza extraña que me impide alejarme o acercarme aún más. Y aún así, desde la distancia, me das calor, permites que haya vida en mí, no dejas que me eche a perder. Pero te miro desde aquí, y eres tan inalcanzable que me duele, quisiera ser capaz de romper esa magia inexplicable que me mantiene atada a esta situación. Necesito ser capaz de olvidarme de lo importante que eres, aprovechar todo eso y no darle importancia, como has conseguido hacer tú. Pareces tan seguro de ti, de que sabes lo que haces, de que sabes lo que sientes, de que tienes la razón, que soy incapaz de llevarte la contraria. Así que, por favor, apágate, haz que tus rallos no choquen contra mí, busca otro planeta al que darle todos tus cuidados, porque ya no puedo más.

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