miércoles, 21 de julio de 2010

Dejó el movil de nuevo sobre la mesa, había recordado que esa persona con la que siempre podía contar, ya no estaba. Y no iba a volver. Ahora no tenía a nadie a quien llamar buscando paz. Se maldijo a si misma por haber vuelto a hacerlo, por no poder contenerse. Ella, tan confiada, removiendo los recuerdos del pasado, creyendose tan fuerte como para conseguir distanciarse de su corazón, como siempre había hecho. Pero esta vez no, esta vez dolía demasiado. Miró con furia el solitario teléfono sobre la mesa. Había empezado como siempre, borrando los mensajes que o eran importantes, hasta que llegó a los suyos, y aún sabiendo que no iba a borrar ninguno (aunque durante algunos segundos se creyó capaz de ello), continuó leyendo. Uno tras otro, sin parar. Notando cómo su corazón se encogía cada vez más, como siempre pasaba. Siguió leyendo. Momentos buenos, momentos malos, momentos insignificantes para el resto del mundo, pero demasiado importantes para ella. Sí, demasiado. Sabía que no debía ser así, que ya habían perdido todo su significado, pero no para ella. A pesar de intentar negarlo una y otra vez, en su interior todo seguía igual.

Se maldijo de nuevo, mientras procuraba que ese sentimiento no desbordara sus ojos. Ya no lloraba. Había tomado esa decisión. Había vuelto a encerrarse en su coraza, tal y como era antes, manteniendo todo y a todos lejos de ella.

Pero no podía alejarse de aquello que se le había quedado dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire