jueves, 29 de julio de 2010

- Yo pienso en ti cada día... ¿Tú no piensas en mi?
Ella dudó. Mentir o dejar ver más de lo que deseaba.
- Puede que sí...
A él esa respuesta le valió. Sabía que era lo máximo que iba a conseguir.
- Si no hubiese aparecido él, ¿te habrías ido? - él se había empeñado en preguntas difíciles. ella sentía que le debía respuestas.
- Habrías terminado cansándote - su voz apenas se oyó.
- Habría luchado por cambiar las cosas-
De nuevo se habían detenido.
- No luchaste.
- No me dejaste hacerlo - se defendió él.
- Podías luchar...
- Dudo que hubiera servido de algo...
- Él luchó - recordó ella, una información que encogió su corazón - y ganó... - Y por eso ahora ella estaba así.
Él se quedó callado, sin saber qué decir. Ella echó a andar de nuevo. Tropezó, tan distarida como siempre.
- Cuidado muñeca - dijo él mientras la sujetaba - No te vayas a romper...
Ella había escuchado esas palabras muy a menudo, y sin embargo, esta vez no la hicieron sonreir, esta vez la dejaron sin aliento. Él se dio cuenta.
- Lo siento, no debería haber dicho eso.
- Olvídalo - Había tanto que olvidar... - Es mejor que me vaya.
Él no la frenó.
- ¿Podemos quedar algún día? - preguntó él, con la poca esperanza que le quedaba.
- Tal vez dentro de otro año - respondió ella, pero al volverse para mirarle, una pequeña y tímida sonrisa escapaba de sus labios.
Esperanza...

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