martes, 10 de enero de 2012

De un trago vacía su copa y, aunque sabe que ya es demasiado, sonríe al camarero para llamar su atención y se pide otra. Aún está lejos de perder la conciencia pero demasiado cerca de hacer una de esas estupideces de las que se arrepentiría al día siguiente. Copa en mano observa la atestada discoteca, buscando algo, o alguien, con lo que quemar las horas. Ni siquiera tiene que moverse del sitio para conseguir lo que desea, un tío cualquiera se acerca a ella, sabe que es una presa fácil y ni siquiera se esfuerza, tampoco es que a ella le importe. Pero justo antes de salir por la puerta aparece él, para evitar las lamentaciones del día siguiente. Se miran, él parece decepcionado, ella ya se había decepcionado mucho tiempo atrás. De camino a casa de él, ella se tropieza colgada de su cuello y él suspira, las cosas antes no eran así. Mientras la ayuda a meterse en la cama él recuerda todos esos buenos momentos que habían pasado juntos, antes de que ella perdiera el norte, y se pregunta si todavía habrá esperanza entre ellos dos. Ella interrumpe sus pensamientos tirando de él hacia la cama.
- Aprovéchate de mí.
- Prefiero que te aproveches tú de mí, mañana.
Él trata de liberarse, pero algo en los ojos suplicantes de ella le conduce a meterse en la cama y abrazarla. Era un abrazo lleno de mensajes que a ella le hizo sentir mejor, y mientras cerraba los ojos para que el vaivén de la habitación cesara, pensó que quizás estaba equivocada, el mundo aún tenía cosas buenas para ofrecerle, sólo faltaba que ella sacara las ganas para disfrutarlas.

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