domingo, 18 de marzo de 2012

Dormíamos sobre colchones tirados en aquél suelo que aún olía a productos de limpieza, la hilera de colchones que rodeaba la chimenea acababa conmigo. Me estaba costando caer dormida, tenía mis motivos. Mi dedo repasaba el contorno de mis labios en un movimiento mecánico, casi maniático, que me ayudaba a relajarme. Rendida abrí los ojos, y me encontré con los de él, abiertos de par en par, como si el sueño no fuera con él. Por suerte, o por calculada casualidad, nuestros colchones estaban pegados y casi podía oír su respiración. El movimiento de mi dedo cesó rápidamente, por una mezcla de sorpresa y vergüenza. Él no me dejó reaccionar, y tras una sonrisa encantadora, sus labios se juntaron con los míos. Suave, corto, sencillo.
- Eso que haces... es muy sexy- susurró.
Mi respuesta fue la única posible. Tímido, corto, sencillo.

Fines de semana 
que superan las expectativas.

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