Él tenía la costumbre de acariciarle la pierna mientras ella conducía; ella se mordía el labio y se aguantaba las ganas de parar en cualquier lugar y lanzarse sobre él.
Ella solía acariciarle el estómago mientras él echaba la siesta; él siempre la despertaba con un beso en la nariz.
Él le preguntaba cada mañana por sus sueños; ella sólo soñaba con él.
Ella se levantaba para desayunar juntos antes de que él entrara a trabajar; él preparaba cena para dos todas las noche.
Él le calmaba la cabeza; ella le alegraba el corazón.
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