No es tiempo de arrodillarse y pedir perdón, es el momento de caminar, con la cabeza muy alta y sin mirar atrás. Es hora de construir nuevos castillos, en el aire, sin cimientos, sólo soñando. Ahora sólo toca actuar sin pensar, disfrutar de cada segundo y descubrir nuevos caminos que recorrer. Ver como cae la arena de ese reloj y que no importe, o mejor, pintarla de colores y hacer dibujos con ella. Porque ahora es cuando nada importa ni tiene que importar, el tiempo se ha detenido, la vida se ha parado y es momento de pasar de todo.
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