viernes, 22 de febrero de 2013

Se despertó sola dentro de aquella nada, daba igual allí donde mirara, nada la rodeaba, tan sólo esa brillante luz blanquecina que debería cegarla, pero que sólo la provocaba una extraña sensación de paz, como si nada importara, como si realmente no existiera nada. Olía a mar, eso era lo único que era capaz de reconocer. Puede que su mente la hubiera transportado a esa nada con olor a sal porque se había visto desbordada con tanto pensamiento y necesitaba un momento de paz, de calma, de mar. Y ella decidió que estaba de acuerdo, que quería quedarse allí, por lo menos un ratito, lo suficiente para recomponerse y volver al bullicioso mundo con un poco más de ganas.

Si a ti te queda grande,
imagínate a mí


No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire