jueves, 9 de mayo de 2013

Hay veces que te enamoras sin darte cuenta, sin pretenderlo y sin quererlo. Es un amor que, por muchas barreras que pongas, se acaba colando dentro. Yo me enamoré enganchada a un teclado, me enamoré de una forma de ser, de una manera de decir las cosas, de una persona que me daba la vida sólo con una frase. Y daba igual que luchara contra ello, porque ya estaba perdida.

Ha pasado mucho tiempo, pero sigo recordando la importancia de todo aquello, de conocer a alguien y que, con el paso del tiempo, se convierta en la persona más importante para ti. Porque me ha vuelto a pasar, he vuelto a caer en esa red, y de nuevo ha sido con la persona equivocada. Será que siempre me enamoro de lo difícil, porque mientras va bien, el esfuerzo aumenta la recompensa, pero cuando va mal, también es peor la caída.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire