martes, 22 de febrero de 2011

Todo el mundo camina sin mirarse, es sólo una vorágine de gente buscando llegar algún sitio, cientos de personas, con sus cientos de historias, miles de momentos encerrados en cada una de ellas. Imagina un libro, uno enorme, que hable de todos esos momentos, de cuando ese chico de allí, ese, el moreno, perdió a su madre; o de hace cinco minutos, cuando aquella chica, con ese pelo tan largo y los ojos enrojecidos, tuvo una pelea con su novio; o esos dos, la pareja sentada en el banco, los de la sonrisa que precede al primer beso. Un libro lleno de pérdidas, de ganancias, de amaneceres y noches largas, de madrugadas entre sábanas o entre pañuelos llenos de penas. Piensa que cientos de personas contarían sus vivencias en ese libro, cómo se sintieron, cómo siguieron adelanta, en definitiva, cómo vivieron. Sería un manual para la vida. ¿Recuerdas todos esos momentos en los que no sabías qué hacer? Sólo tendrías que coger ese libro, buscar el capítulo que te interese en ese momento, y sumergirte en un mundo de sabiduría. Sí, todos somos distintos y la decisión correcta para uno, no lo es para otro. Pero en ese libro no habría una decisión correcta, habría decenas de decisiones que te ayudarían a tomar la tuya. Y una vez tomada, tu historia pasaría a formar parte de ese libro, para que, cuando al otro lado de esta misma calle, un desconocido se encuentre en la misma situación que tú, tenga una historia más que le ayude a tomar sus propias decisiones.

Mis historias no deberían estar en ese libro...
... siempre me equivoco.

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sonrisas al aire