domingo, 7 de octubre de 2012

Fingir se ha convertido en el eje de nuestras vidas. Fingir que somos alguien que no somos, que queremos a alguien a quién en realidad no queremos. Fingir que no estamos tan vacíos como en realidad estamos, que no estamos tan perdidos. Hace tiempo que nadie dice la verdad, ni siquiera la sienten. Porque fingimos ante el resto, sí, pero también fingimos ante nosotros mismos, nos contamos esas historias que al final nos creemos, incluso llegamos a olvidar que estamos fingiendo. Pero en el fondo sigue esperándonos esa realidad que está tan dentro de nosotros que ningún cuchillo será capaz de liberarnos.

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