Pasa un año más y te encuentras en el mismo sitio que hace
365 días. Claro que han cambiado muchas cosas, pero otras siguen tan igual que
empiezo a pensar que soy incapaz de cambiarlas. Me he lanzado al precipicio un
par de veces este año y no he salido del todo mal parada, a veces puedo
enorgullecerme de las decisiones que he tomado. Otras, me quedé al borde, fui
cobarde, y por eso me he perdido muchas cosas. He invertido mucho tiempo
en imaginar lo que habría sucedido, creo
que ya es hora de dejar ciertas cosas atrás y no arrepentirse de lo que no
puede cambiarse. También he aprendido que hay algunas personas que no merecen
la pena, aunque se les de tan bien meterse en tu cabeza que te hagan creer que
sí. Y otras… otras hay que dejarlas atrás, porque tiran de ti y no te dejan
avanzar. A otros te das cuenta de que no les has cuidado lo suficiente, y aún
así, ahí siguen, esos son los que me alegran el día y por los que debo
castigarme y esforzarme aún más. Porque lo que merece la pena es lo que nunca
te falla, el resto es sólo paja que rellena los días y te hace perder el rumbo.
Pero yo…
… yo sigo buscando mi norte.
Me encanta. Nunca tengo nada más que decirte, pero es que me quedo sin palabras.
ResponderEliminarMuchas gracias, no hace falta decir más.
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