miércoles, 1 de septiembre de 2010

Todo llega a su fin, pero para mí no ha terminado. Me alegra que hayas logrado creerte una mentira tan grande como para conseguir que lo olvides todo. Me gustaría haber tenido esa suerte, conseguir creerme que es mejor olvidarme de todo porque no mereces la pena. Pero a pesar de todo, sé que sí que la mereces. Porque por muchos motivos que busque en mi cabeza para odiarte, sé que no soy capaz de hacerlo.

No entiendo qué es lo que te ha llevado a la conclusión que has sacado. De verdad que no lo entiendo. En mi cabeza había barajado decenas de motivos que te alejarían de mí. Sabía que había una enorme probabilidad de que ya no confiaras en mí, pero nunca se me pasó por la cabeza que duraras de lo que he sentido por ti durante este año y medio. Si hablaras con la gente que me rodea te contarían las noches que he pasado llorando porque no sabía cómo arreglar las cosas sin perderte y no soportaba seguir haciéndote daño. Sólo podía pensar en separarme de ti, pero era muy difícil y tú tampoco ayudabas con ese empeño porque me quedara contigo. También te contarían todas las cosas que me he perdido porque tenía la necesidad de hablar contigo un poquito más. Te reñirían por la brasa que les he dado contándoles que apenas me hablabas, que no entendía lo que estaba pasando y que no sabía qué hacer para arreglarlo. No sabes la de veces que me dijeron que me hiciera la dura y no diera señales para que fueras tú quien moviera ficha. Pero yo siempre me rendía, siempre caía. Era tal mi necesidad de hablar contigo que siempre caía, me rebajaba a ser siempre yo la que suplicara por tu atención. Pero cada día esas atenciones eran cada vez más distantes y yo siempre terminaba llorando sin entender qué había pasado para que te comportaras así conmigo. Y ahora lo entiendo, aunque no entiendo cómo ha pasado.

No entiendo cómo en tu cabeza todo este año y medio se ha distorsionado tanto como para que pienses lo que piensas. No sé cómo has podido olvidar todo lo que hemos compartido, todo lo que te he dado. Y no me refiero a las cosas materiales, esas nunca me importaron. Me refierdo a la confianza, a todo lo que te he contado a ti y que no le he contado a nadie. Nunca he tenido una amiga a la que contárselo todo, una amiga en la que confiara tanto como para dejar que viera todo lo que soy. Incluso ahora, que necesito desesperadamente alguien en quien apoyarme sólo soy capaz de enseñar una pequeña capa de lo que estoy sintiendo en realidad. Voy repartiendo mis dudas para que nadie tenga una visión completa de como estoy ahora mismo. Y la única persona a la que le daría toda mi confianza cree que todo ha sido un juego.

Si esto era un juego, siento que he salido perdiendo. Me encantaría que tuvieras razón, que esto hubiera sido sólo una broma de mal gusto, para que, ahora que todo ha terminado, pudiera volver a mi vida de siempre sin pensar cada segundo que al otro lado del pais hay una persona que es perfecta para mí pero que piensa que soy capaz de jugar a querer durante un año y medio sin sentir nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sonrisas al aire