martes, 14 de febrero de 2012

5 años después, sentada en ese banco, su banco, preguntándose si la persona a la que esperaba se presentaría a la cita. Cuando apreció, con el mismo aspecto que la última vez que se vieron, pero cambiando la cara de decepción por una sonrisa nerviosa que en su cara siempre resultaba mágica. Y sin moverse de allí, hablaron durante horas, de pasados, de presentes, de todo, de nada, de cosas que se quedaron por decir, de mentiras y verdades,  de sueños cumplidos y otros que aún no se han hecho realidad, de viajes, de amores fugaces, de malos momentos y también de los buenos. Hasta que el tiempo se les acabó, de nuevo, y volvieron a seguir sus caminos, rectos, con su corazón un poco más contento, porque sabían que aún sí.

No todo es blanco o negro.

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