jueves, 30 de agosto de 2012

Rubia innatural


Es como esa que ha sido morena toda su vida y de pronto se tiñe de rubio. Los primeros días se mira en el espejo a cada rato y está contenta con el resultado, es un cambio, justo lo que necesitaba. Lo que no sabe es que sólo se está convenciendo a sí misma de que convertirse en rubia de la noche a la mañana es fácil y sencillo. Y así pasan las semanas, todo el mundo le dice que la ve rara pero que le queda genial, que ojalá ellos fueran tan valientes. Le sube la autoestima tanto que se cree rubia natural. Y todo es felicidad, peinados bonitos y teñirse una vez al mes. Hasta que un día vuelve a mirarse en el mismo espejo que meses atrás y lo ve, esas raíces oscuras que siguen saliendo por mucho que ella las intente tapar. Deja de sentirse tan guapa de rubia, porque no es lo suyo, se da cuenta de que gasta mucha energía en ser algo que no es. Ese es el punto de inflexión, si todo el mundo, incluso ella hasta hace unos minutos, piensa que le queda bien, por qué ella no termina de verlo, empieza a echar de menos sus rizos oscuros, esos de los que no tenía que preocuparse porque siempre eran del mismo color, mes tras mes. Que ella por dentro sigue sintiéndose morena y ya se ha cansado de fingir lo que no es. Y aunque en ese momento lo que quiere hacer es raparse el pelo al cero para verlo crecer de nuevo, se agarra a su sensatez y se compra el tinte más parecido al color que ella se recuerda y se devuelve esa parte de sí misma. No es su color, eso lo sabe perfectamente, pero, con el tiempo, volverá a ser ella y siempre recordará que, por mucho que lo intentes, eres como eres, y eso no puedes cambiarlo.

Sí, acabo de explicar cómo me siento hablando de tintes
Me voy a la peluquería. O algo.

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