viernes, 12 de agosto de 2011

¿Sabes esas charlas que te dan los padres? La típica de “Ya eres una mujer” cuando te baja por primera vez la regla. La sumamente incómoda conversación sobre sexo. Deberían empezar a dar una charla sobre “La vida te defraudará tantas veces que serás incapaz de contarlas”.

Cuando eres una niña lo peor que te puede pasar es que tu padre no quiera comprarte ese juguete que tanto te gusta, o que tu madre no te deje ver un ratito más la tele. Pero cuando creces te vas dando cuenta de que nada es tan bonito como lo imaginabas, y pasas la adolescencia sintiéndote una incomprendida a la que nadie quiere lo suficiente. Luego creces, cumples los 20, y aunque reconoces que en los años pasados exageraste por culpa de esas hormonas que te darán la lata durante toda tu vida, aún quedan restos de esos sentimientos que son de verdad. Y es cuando te enamoras, como si no hubiera mañana, encuentras al chico perfecto que luego resulta no serlo, y vuelves a sentirte como esa niña pequeña y sola.

Navegar por la vida buscando algo, eso es lo que haces, incluso si no te das cuenta. Si encuentras algo que merezca la pena agárrate a ello, con fuerza. Porque, aunque seguramente acabes perdiéndolo también, todo lo que has vivido, disfrutado y aprendido se quedará contigo.

Así que ya sabes: La vida te defraudará tantas veces que serás incapaz de contarlas, por eso tienes que aprender a quedarte con las horas, minutos y segundos en los que tengas ganas de sonreír.

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