martes, 16 de agosto de 2011

Echo de menos cómo me mirabas antes de besarme. Creo que me enamoré de esa mirada, de esos tres, cuatro segundos de silencio en los que podía saborear tus labios antes de que llegaran a tocarme. Hacías que todo mi cuerpo temblara de expectación esperando tus besos.

Siempre me gustó el juego de miradas entre dos desconocidos que ansían conocerse. Ese cosquilleo cuando mi mirada se encuentra con la suya, el mismo que me hace apartar la mirada con timidez hacia el otro lado del bar. Y entonces se acerca, me habla, me mira y me enamora. Eso me pasó contigo. Y desde aquél día, cada vez que me miras así me vuelves a enamorar.

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