- Tú siempre has tenido esa especie de barrera que no dejas traspasar a nadie. Llegar a conocerte de verdad es imposible. Después de tantos años, ni siquiera yo lo he conseguido.
- ¿Y si detrás de esa barrera no hay nada más? O por lo menos nada mejor.
- Vamos, tienes que valorarte un poco más. Si no me he marchado, con todo lo que hemos vivido, habiéndome obligado a permanecer fuera de la barrera la mayor parte del tiempo, será que lo que me has dejado ver en esos pocos momentos en los que te abrías a mí, es tan cautivador que podrías enganchar a cualquiera.
- ¿Sabes que a veces me enamoraría de tus palabras?
- ¿Ah, sí?
- Sí, pero luego recuerdo quien eres, quienes somos, y se vuelve una muy mala idea.
- Lo entiendo. Te quiero y te odio a partes iguales.
- Pero seguimos aquí, esperando a que la balanza se desequilibre y escoja nuestro final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
sonrisas al aire