domingo, 6 de noviembre de 2011

Dos desconocidos se cruzan en un bar, ella le sonríe, él se sonroja y baja la mirada con timidez. Ambos siguen su camino, pero un poquito más felices, porque ese simple gesto les ha hecho sentir algo, lo que sea, un pequeño instante que te cambia el día.

La semana siguiente vuelven a cruzarse en el mismo bar, vuelven las sonrisas, las mejillas coloradas y más sonrisas. Y sonrisa a sonrisa, instante a instante, ya no sólo ha cambiado su día, también ha cambiado su vida.


Historias de nadie
que me saben a ti

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sonrisas al aire