No se trata de ganar o perder, se trata de intentarlo. Siempre lo intento, pero me quedo a medias. Me falta la valentía. Repaso esa tarde una y otra vez, dándome cuenta de todo lo que hice mal, de todo lo que podía haber hecho. Me faltó valentía y me sobró orgullo. Porque tú no te lo mereces, pero te echo de menos. Desearía que ahora, y en todo momento, estuvieras aquí. Pero no luché, no cambié las cosas, dejé que el mundo siguiera girando como le daba la gana, y me quedé sin poder dormir acurrucada a tu lado.
Ya no sé entrar en un cajero sin recordar tus arrebatos de lujuria
esos que yo no quería impedir.
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