jueves, 4 de noviembre de 2010

- Deja de intentar cogerme la mano mientras paseamos - ella apartó la mano que intentaba atrapar la suya- No me gustaría tener que llevar las manos siempre metidas en los bolsillos...
- Qué bordes estamos hoy, ¿no? Ni que te la fuera a robar - él metió sus manos en sus vaqueros, puede que para evitar la tentación.
- Es culpa de la luna llena. - Esa es la excusa más sencilla, así no tendría que explicar el verdadero motivo del mal humor, algo que él no quería escuchar.
- Se me olvidaba que eres como los lobos, que con la luna te salen las uñas. - Siempre tenía que sacar a la luz ese tonito tan molesto.
- Exacto, así que por eso es mejor que no me agarres la mano.- Si él quería guerra, con ella lo tenía muy fácil.
- Mira, tengo que reconocer que ahí has estado rápida.- Tenía dos opciones:reisgnarse a ser su amigo, o seguir intentando traspasar la línea que ella había marcado. Él no entendía por qué, si había elegido la primera opción, siempre acababan discutiendo porque estaba intentado conseguir la segunda.
- Es cosa de mis genes lobunos - ella se encogió de hombros y siguieron paseando. Por qué discutir por algo que no llegaba a ningún sitio. Nunca.

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