miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ella estaba llorando. Y aunque él intentaba hacerse el duro, por dentro deseaba abrazarla y decirle que todo pasaría.
- Lo siento, no te vayas por favor - Ella suplicaba, con lágrimas en los ojos, como nunca antes había hecho, porque últimamente pasaban muchas cosas que nunca antes podrían haber pasado.
- Estás siendo muy egoista - No sé cómo él conseguía mantenerse firme.
- Lo sé, lo reconozco, pero todo va a cambiar, te lo prometo - Se abrazó a él, con fuerza, como si pudiera evitar que se marchara.
- Eso dices ahora, que estás desesperada, pero mañana te levantarás, escucharás una canción, leerás algo, o cualquier tontería que te recuerde a él y de nuevo estarás jodida.
Ella negó con la cabeza, con las lágrimas inundando sus mejillas.
- No, te prometo que no. Se acabó, se acabó todo. No le quiero, ya no le quiero. No quiero quererle. Por favor..
Él intentó resistirse a esa mirada de súplica, pero nunca podía, y los dos lo sabían. Pero las palabras ya no les servían a ninguno de los dos.
- Demuéstralo.
Ella lo pensó durante escasos segundos antes de hablar.
- Te quiero.
La respuesta de él fue inesperada. Simplemente rió.
- Eso ya lo sé. Lo sabía incluso antes de que tú lo supieras.

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