Me he quedado embobada mirando tu foto. Ha sido sin darme cuenta, por casualidad. He pasado la mirada por encima y mis ojos se han quedados fijos en ti. Y mientras las lágrimas recorren mis mejillas me pregunto mil cosas: cómo estarás, qué sentirás, ¿me querrás? Y me pregunto si alguna vez seré capaz de pasar un día sin echarte de menos. Sinceramente, lo veo muy difícil. A veces me dan ganas de desaparecer, de acabar con todo lo que me une a ti, pero seamos sinceros, es algo imposible.
Seguiré aquí, con mi dolorido y esperanzado conrazón que nunca se rinde.
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