lunes, 13 de diciembre de 2010

Abrió el cajón donde guardaba todas las cartas sin mandar y añadió una más. Se dijo que esta sería la última, como siempre, pero nunca lo era. Puede que un día me atreva a mandartelas. Uy, he pasado de la tercera persona a la primera. Se me olvidaba que finjo que no soy yo la que te echa de menos.

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