lunes, 6 de diciembre de 2010

- Dios, quiero llamarla...
- Que poca esperanza me das..
- ¿Por qué?
- Porque si después de tanto tiempo aún estás en la fase "dios", veo que a mí me espera mucho de lo mismo.
- Es que yo soy así de tonta. Menos mal que estás cosas me suelen dar por la noche y no es hora de llamar, si no... seguro que no habría aguantado tanto. ¿Sabes ese momento en el que entras en tu cuarto, te sientas sobre la cama, y notas como cae sobre ti el peso de todo lo que has estado evitando durante el día? Pues es mi momento...
- ¿Crees que serías capaz de llamarla?
- Lo dudo, me da un ataque al corazón solo de pensarlo. Y que después de tanto tiempo siga siendo ella la que marca mis latidos...

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